Soy lo que soy: producto de una madrugada. Soy lo que soy: resultado de tanto. Soy lo que soy: consecuencia de aquella causa. Soy lo que soy: causa, consecuencia y madrugada. Soy tanto, sí, y muchas veces soy poco. A veces: nada. ¿Quién no?
Reviso el relato de mi vida y noto que me niego a recordar lo obvio. Tomarlo todo, guardarlo, atesorarlo, negarme a olvidarlo: resistir junto a él en esta obstinada empresa. Quisiera hacerlo, pero me niego. ¿Quién no?
Soy -así- y no soy en una confrontación que nunca pedí protagonizar en mis fueros internos.
Intimidad negada o sometida a contratos bastardos. A efímeras esencias y perfumes que se desvanecen; a sabores que por voluntad del tiempo -inexorable- condeno al olvido.
No pretendo sublimar esta prosa con lirismos trasnochados, sólo palabras sueltas, sólo eso. Un mensaje en una botella, un grito entre acantilados, un susurro ante una pared. Una pregunta sin respuesta ¿Quién no?
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