El Centro
Mientras, reloj, hojas, viento, remolino. La espera, los autos que pasan y el ruido ensordecedor del mediodía. Brillo cenital. Voces que se hablan y murmuran entre risas, regaños. "¿Adónde vamos?". El paso lento y el desespero. Unos que parecen ir al ritmo del poco tiempo que les queda. Otros, al compás que ni se atreven a contar. Tropiezan, ninguna deferencia.
Miradas que se cruzan, ni se miran, cuerpos que se esquivan. "Yo no sé". El negro ollín de camión que alguna vez fue novedad, aquel auto de lujo, la bocina ridicula de una moto, de muchas motos.
"Ya llegamos". El rayado blanco, borroso. El asfalto, la acera, unas secas gotas de sangre. "¿Qué pasó acá?".
El paso se acelera. Un paso, un ritmo. "¡Mira siempre a los lados!"
Manos de la mano y la mano extendida, el bastón, sus ojos blancos. ¿Es ciego?. Todos lo evaden. La moto, los gritos, la esquina, el semáfono, las flores secas, la tienda, el templo, la barra. Un agua mineral, un café, una empanada. Es tarde, siempre es tarde en el centro.
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