Febrero de 1989
De Memorias Rebeldes
Fueron largos días de clamores. Salieron, bulleron, pelearon, confrontaron, padecieron… salieron para nunca más regresar al terreno del olvido.
Una sociedad dividida entre visibles e invisibles se derrumbaba, se desgarraba el velo y dejaba a la vista que la felicidad de jingles y pancartas banales no era más que una farsa de 525 líneas y ondas narcóticas.
Los titulares se sonrojaron, se acomodan la corbata, el copete, y pretenden culpar a otros, culparse entre ellos y criminalizar a los mismos de siempre. La sangre derramada, los hogares destruidos, la mentiras, la represión, el pretendido olvido parecía el escarmiento a la rebeldía. Sin amilanarse el hombre, el de a pie, el de espalda desnuda, de prole macilenta, levanta el puño. El sistema –cobarde- pretendió congraciarse, quizá pudo el engaño, pero dura poco.
La memoria no se deja vencer, se mantiene ahí, en la lucha, confrontaba irreverente, es lo que hoy somos, poder constituyente, creador, indestructible, irreducible: Las memorias Rebeldes.
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